viernes, agosto 10, 2007

El Onironauta

Antes de quedarse dormido, el "Onironauta" - aquella persona capaz de soñar lúcidamente mientras duerme - debe practicar ciertos ejercicios que le ayudarán a recobrar la vigilia durante el sueño.
Algunos de estos ejercicios deben ser ejecutados en el tiempo durante el cual se desea conciliar el sueño, y otros deben realizarse diariamente, repetidamente y cuando se está en plena faena diaria.

Clara estaba a punto de contarme la historia que le cambió la vida.

- La idea es que siempre te cuestiones si estás soñando o no - me decía Clara, la linda clienta que me contó la extraña historia que escribo - debes tener un cuestionamiento periódico y una manera de constatar si lo que vives es sueño o realidad. Por ejemplo - continuó enderezándose y sentándose a lo hindú - algunos recomiendan que cuando te hagas el cuestionamiento, mires tu reloj de pulsera. Si estás en la "realidad" podrás ver perfectamente la hora en él, pero, si estás soñando, entonces notarás que el reloj dará vueltas como loco,si es analógico, o verás puras letras y signos raros cambiando y encendiéndose caóticamente si el reloj es digital...
- ¿y eso por qué? ¿por qué las letras tan locas? - interrumpí
- No sé - respondió rápidamente - algunos dicen que es porque cuando uno está soñando, cierta parte del cerebro está inactiva y no es posible evocar pensamientos relativos a la lectura o escritura... otros dicen, los más espirituales, que en lo sueños no existe el tiempo, y no tiene sentido su medición...
Lo mismo ocurre con la tarjeta - continuó - esa es otra técnica... tomas una hoja blanca pequeña, que quepa en tu billetera, y le escibes "estoy despierto". Cada cierto tiempo, entonces, cuando sospeches que estás en un sueño, sacas la billetera y lees la tarjeta. Si puedes leer bien lo que dice, entonces estás despierto. Si, en cambio, ves sólo signos raros dando vueltas, estas en un sueño...
- ¿y qué haces cuando te das cuenta que estás en un sueño? -pregunté
- Bueno, guardas la tarjeta con las letras raras y te dedicas a ser dios de tus sueños....puedes irte volando por la ventana, tener sexo con quien quieras, volverte invisible, crear edificios de la nada... y como no existe ninguna relación entre el tiempo del sueño y el tiempo que transcurre mientras duermes, dicen que te puedes quedar años dentro de un sueño y despertar al día siguiente para irte a trabajar...
- Eso es más difícil de creer...

- Bueno yo no sé, recién estoy partiendo con esto... he tenido dos experiencias muy extrañas...pero lo que me ocurrió me dejó...no sé... atontada, desconcertada...
- dale...
- ¿dale qué? -preguntó
- Dale, cuenta esas experiencias increíbles...
- Bueno, la primera fue hace un par de meses, cuando todavía no sospechaba que Andrés me engañaba...
- Cuando Mr Perfect aún era Mr Perfect - interrumpí. Entre paréntesis, ese hombre era un verdadero Mr Perfect: Deportista casi olímpico, un par de doctorados en el cuerpo, guitarrista impecable, millonario, casado con la guapísima Clara y además, según ella, el mejor amante del mundo.
- Yo no sospechaba de sus ausencias hasta que tuve aquel sueño con mi primer novio, Agustín - continuó Clara- Él, cuando tenía 14 años, me enviaba cartas con poesías verdaderamente lindas. A mi me gustaba ya leer en esa época y, de verdad, las poesías que me mandaba eran realmente bellas. Yo me pasaba horas fantaseando con la identidad del galán (pues no sabía quién me las enviaba) mientras leía, olía y releía sus cartas. Un día apareció él, feo, pecoso y pailón, me miró con una mirada astuta y dijo: "No te podré seguir escribiendo, voy a morir". No sé cómo él habrá planeado eso pero a mi me dio una angustia tan grande que me acerqué y lo abracé. El me abrazó de vuelta pero no con ese abrazo inseguro que te daban tus compañeros bailando un lento, sino un abrazo firme y comprensivo, no te lo podría describir...me miró a los ojos con los suyos llorosos "Mejor voy a vivir, Clara, para seguirte escribiendo". Y de ese momento, desde ese momento absurdo y ridículo, empezamos a pololear. Terminé con él a los dos años, porque empecé a ser cotizada entre los colegiales mayores y encontraba que él era un perno. El asunto es que mucho tiempo después, cuando ya había iniciado mi vida como mujer (tú me entiendes) me dieron muchas ganas de encontrarlo, hasta soñaba con él...
- ¿sueños cochinones?
- En verdad, sí. Soñaba que me raptaba llorando y diciéndome que se iba a morir, para después terminar los dos haciendo el amor en un bosque, al lado de sus insectos recolectados y los frascos con éter... -dijo recordando.

Pero el asunto es que aquel día, Clara, preparada como estaba para tener un sueño lúcido, se quedó dormida y empezó a soñar con el pecoso:
- Me tenía contra un árbol, estaba levantándome la falda con su nariz. Yo lo miré y conservaba el mismo rostro que tenía cuando terminamos...era un pendejo entre mis faldas...ahí tuve el impulso de mirar el reloj y vi las agujas, cada una dando vueltas como una ruleta...por primera vez estaba en un sueño y estaba lúcida.

No lo podía creer, tenía absoluto control de todo. Podía mirar hacia donde quisiese. Podía explorar, tocar, sentir, respirar. Decidí que mi galán fuese un adulto fornido, el mismo Agustín pero más crecido. Apenas hube tomado esa desición, el niño había sido reemplazado por un machote bien machote, con los mismos ojos de Agustín pero con mayor profundidad... Me agaché hasta su altura (pues estaba arrodillado) y por fin pude hablarle. Le pregunté de su vida. Le pregunté si había logrado estudiar medicina, que era lo que quería cuando estábamos juntos, si tenía novia o esposa, si trabajaba, si era feliz... el me respondió todo, me contó que había abandonado la medicina en tercer año y después estudió música. Ahora se dedicaba a componer. Me contó que había compuesto una canción para mí, y la cantó. Una canción bellísima, ahora no la recuerdo pero era muy linda, sobre todo la letra. Hablamos un montón de rato, de todo. Después me despedí de él, me sentía cansada y no quería seguir soñando.

Me acuerdo que desperté con una gran sensación de tranquilidad, como si viviera dentro del afiche publicitario de algún banco. En la cama, me quedé pensando en lo que había "vivido". Recordé lo que había visto, lo que había sentido. Recordé a Agustín, la conversación... fue ahí donde me vino el primer presentimiento... era tan real ¿sabes?... todo lo que me decía... era una persona absolutamente distinta a mí, la canción, sus palabras, su manera de armar las frases... no como si fuera sólo un habitante de mis sueños...era independiente...pero lo más extraño no fue eso...Lo más extraño fue que en ese momento sonó el timbre y fui a abrir. Era agustín...
- ¿Agustín, el pecoso, en la misma mañana? - interrumpí impactado
- Si, apenas había pasado un par de minutos después de despertarme de un sueño con él y aparecía en mi puerta. Estaba muy distinto, pero no me costó reconocerlo. Los mismos ojos que en el sueño...pero no tenía pelo y por su blanca calva se deslizaba una cicatriz largísima, que formaba una ondulación en la piel y una larga hendidura en el cráneo, como un auto abollado por el choque contra un filo macizo. "Asidente" me dijo cuando me vió, apuntando su marca. Yo no entendía, después me dijo "Jardinero, ¿quere?".
- ¿qué estaba pasando? - pregunté consumido por el relato
Después, averiguando, me enteré que su padre se había vuelto loco y había matado a la madre de un hachazo. Agustín, de 18, dos años después de que habíamos terminado, fue a socorrerla, pero le llegó un golpe en la cabeza. El padre se suicidó y Agustín, 12 meses después, desmemoriado y sin inteligencia,se dedicaba a jardinear por el barrio...

¿Te das cuenta ? -me preguntó Clara sin esperar respuesta- Agustín llevaba años jardineando en mi barrio y yo nunca lo ví hasta el mismísimo día en que aparece en mi casa después de "soñar lúcidamente" con él... además, en el sueño, era tan real, su conversación, sus emociones...

- Eso lo entiendo muy bien...eso de soñar con gente que parezca 'independiente' de uno... es muy raro...- acoté.

- Lo que sucedió después me hace sentir que no sea... Me hace sentir que ES algo natural, no sé, me hace sentir que eso sucede cuando nos damos cuenta del orden de las cosas... Es como si estuvieras prepárandote algo para comer a las 9 de la noche, cansado de tu día de trabajo y te pones a pensar que el universo es infinito tanto en sus dimensiones como en el tiempo, infinito en posibilidades, infinito en vidas, en criaturas raras, infinito en absolutamente todo y tu terminas de calentar el plato, te sientas, comes, culeas y duermes sin que te importe algo el absoluto sin sentido de todo...sin que te importe lo inmensurable de tu pequeñez...

- ¿¿Qué pasó después?? - interrogué con cierta angustia

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