lunes, marzo 10, 2008

Zorro, Deseo y Oro.

He estado internado en el psiquiátrico durante dos meses ya. Un reportero de la revista "100%" ha ofrecido pagarme 5 pesos por palabra, sobre mi historia, y como no me quieren decir cuanto tiempo me van a tener a base de pastillas y agua con sabor a flúor, creo que es lo que tengo para mantenerme fuera de la quiebra.

Era un verano muy duro, me la pasé trabajando en las madereras del sur, es un oficio familiar o bueno casi familiar, porque mi abuelo era leñador, pero mi padre solo servía para encerrarme en el cobertizo despues de darme una zurra.

Moviendo troncos y bajando botellas durante mis ratos libres. Esta combinación de trabajo/bebida hizo que muchas veces me pusiera a mover troncos o a cortar arboles bastante intoxicado, pero no era raro que estuviéramos así, son lugares muy solos, y los hombres de campo necesitan su pequeña distracción. Fue así que en un desliz de una de las cintas uno de los troncos resbaló de la grúa haciendo una parábola inversa majestuosa que me dio de lleno en el torso, mientras que casi al mismo tiempo salí disparado. Así comenzó todo esto.

Está de más decir que la mayoría de la tala de bosque es ilegal, y que un obrero accidentado en esas condiciones pocas veces va a parar a un hospital. Mi caso no fue muy diferente... hasta entonces.

Abrí los ojos a ratos, recuerdo estar perdido vagando sin rumbo, recuerdo un río en el cual me desvanecí en el agua fría, pero después de miles de sueños de estar perdido, sin habla, sin saber quien era y sin comprender lo que ocurría, encontré una ruca entre dos peñascos y un riachuelo. De la pequeña construcción salia un hilo de humo, y al acercarme escuché risitas en el interior. El perro, se acercó a olerme, y luego de una duda silenciosa pareció invitarme a pasar al sitio, no sé como pasó, pero al entrar en la ruca vi dos mujeres jóvenes de la misma altura, bellísimas de pelo negro como el olvido, largo y suelto, me miraron, y al instante me di cuenta de dos cosas: de que eran las dos iguales, y que estaban desnudas hasta la cintura. Estaban jugando a un juego donde las dos se imitaban como si fueran reflejos, y al entrar yo a la ruca se sonrieron y comenzaron a imitarme a mi también. Llevaba un tiempo indefinido perdido en el bosque y no sé cuál era mi aspecto, pero a ellas parecía no importarle, sus risas me fueron contagiando y dentro de nada estábamos todos jugando a su extraño juego, donde eramos tres, pero de alguna manera parecíamos todos uno, así fuimos juntos al riachuelo donde nos lavamos y poco a poco comenzamos a tocarnos tiernamente, como en un juego de seducción. Ellas me acariciaban y besaban por partes y al poco rato abrían las piernas momentáneamente echadas en la hierba de la orilla, recuerdo verlas como mariposas que secan sus alas al sol después del rocío de primavera. Y ahí las tomé a las dos, o ellas a mi, como sea, porque en su extraño embrujo sin palabras yo era de ellas y ellas de mí. Podía sentir su placer al mismo tiempo de infringirlo, y veía sus muecas de placer sonrientes mientras me soltaban gemidos y palabras de las cuales yo comprendía poco (mi abuelo algo me enseño en su día, pero no logro recordar mucho). Recuerdo que mi sed de ellas no saciaba, seguíamos toda la noche hasta que mis últimas fuerzas eran diezmadas por la seducción y la brutalidad de mis cautivadoras captivas.



Me llamaban Alka Nguërü, y mientras estábamos juntos me enseñaron a llamarles Illufal y Millan, aunque francamente no sabría decir cual era cual. Me tomaban por asalto a cualquier hora, pero solían ser mas salvajes durante el atardecer, metiendo sus lenguas en todas partes, suyas y mías, y gozando de mis orgasmos tanto como yo de los suyos. De todas las noches en que estábamos juntos nunca las vi dormir ni comer, solo mirarme con deseo y nutrirme con sus placeres, Jamás tuve hambre ni frió a su lado, y hasta el día de hoy, mientras escribo estas lineas pensando en el placer continuo de sus gemidos, los escalofríos y sudores me hacen parecer enfermo. Quizá lo estoy.

Uno de los días magníficos de aquella eternidad de placer, logré mantenerme despierto después de que las dos mujeres saciaran su apetito sexual conmigo. Cuando creyeron que me había dormido las dos salieron de la ruca. Las seguí en silencio hasta el riachuelo seguido por una luna nueva que débilmente dejaba ver los contornos de las cosas. Ahí vi una serpiente bicéfala, transparente salir del agua con ojos amarillentos y brillantes. Allí las dos abrieron sus piernas y vi como la serpiente metía su cabeza con violencia entre sus tallos morenos y abiertos... vi que se mordían los labios para no gritar del dolor, y me enfurecí, la ira con la que un mortal pierde el cielo. El perro delató mi presencia con un ladrido y en cosa de segundos la serpiente de agua me apretaba la garganta, mientras que Illufal y Millan estaban siendo llevadas por los aires por la serpiente interminable, parecían muertas. Eso es todo lo que vi.

Me desperté en esta clínica, y me dicen que no me llamo Alka Nguërü y que jamas he estado en el sur, que he sido entrenador de voleyball toda mi vida, hasta que "el accidente" me dejó fuera de la sociedad... Cuando cierro los ojos las veo, tersas y mojadas, con risitas traviesas. Y teniendo ese recuerdo, ¿Quien en su sano juicio quisiera volver a ser alguien que no conozco?