Nos encontramos en Providencia. Los dos estábamos nerviosos y hablamos poco. Trató de preguntarme dónde la llevaría, pero mantuve el secreto hasta el final. Después de terminarme el concho frío del café le tomé la mano y comencé a guiarla.
Ella estaba muy nerviosa, mucho más que yo. Yo sentía la excitación propia a cualquier acción que desencaja de la rutina, pero a ella le temblaban las piernas y las manos. Se encontraba en precaria situación ante lo desconocido...ni se imaginaba la sorpresa!...
Un par de cuadras, el sol desteñido de una opaca mañana. Elena con su pelo tomado y su vestido veraniego me mira a veces, desconfiada de mis pasos. Por fin el edificio baña nuestra mirada. Le pedí que cerrara los ojos, y entramos...
Mientras nos acercábamos a la última puerta le expliqué el por qué de todo.
- Elena, tú me lo pediste y yo sé que lo necesitas. Una vez dentro no te arrepientas de nada y sólo piensa en lo profundo de tus deseos (estoy listo para ganar una gaviota)... te sorprenderás, lo sé, pero valdrá la pena.
Abrí la puerta, dejé entrar a Elena y cerré por fuera.
Cuarenta amantes púberes de blancas camisas, azules chaquetas y plomos pantalones sabrán hacerle bien.
1 comentario:
esa es la onda meme
esta weno eso de escribir cuentos en dos partes, asi uno se peude colgar y desarrollar cosas paralelas
como enito el canguro del amor
hahahahaa
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