domingo, junio 08, 2008

Amor en espacio chico

Un jueves, la llamada de Humberto me despertó más temprano que de costumbre:
- Huevón, no puedo salir de la cama... - dijo
- A todos nos pasa - respondí con la imperceptible rabia de haber sido despertado, según creía, por una estupidez
- No, huon, mi espalda me duele más que la mierda, no me puedo mover, necesito un doctor... me podís llevar?

Ducha rápida, salida al frío, tomar la micro, taco infernal, departamento de Humberto:

- Pásate por la ventana...no te puedo abrir!!! - gritó el amigazo desde su lecho.

Entré a su casa por la ventana (no sin correr riesgo de muerte) y llegué a su habitación. Al abrir la puerta lo encontré en la cama, tieso, mirándome -¿qué te pasa? -interrogué
- Mi espalda cagó....una noche muy fogosa en un espacio chico -dijo
- En tu auto? -pregunté
- Ahí te cuento...llévame al hospital hueon... ya llamé y me están esperando
- ¿Pero con quién?¿con quien andabai anoche? - pregunté mientras lo ayudaba a pararse

*

Nos subimos al auto de Humberto y mientras yo manejaba contó algo más de su historia: - Nos metimos a un "Drive In" -dijo- Nos pasaron una chela de litro y la portera nos apuntó a una caja, una especie de container, donde uno se mete con auto y todo y quedai en la privacidad máxima. Ahí con la minita nos dimos duro...
- Y ella, ¿quién era? - pregunté
- Tu polola, huevón - me dijo para después cagarse de la risa - ¿por qué preguntai tanto?, es....es una mina que no cachai.... la conocí en la disco de la playa pos....¡¡¡unas tetas!!!

*

En el auto, a dos cuadras del hospital suena mi celular. Me fijo que no haya pacos en los alrededores y contesto mientras me cambio de pista...
- Hola mi amor - Era Javiera, mi polola, comenzó a hablar rápidamente - me siento un poco mal - dijo - tengo la espalda hecha bolsa.... no sé por qué...

*

Luz roja en el semáforo. Detengo el auto. Un limpia vidrios se pone a tirar agua en el parabrisas a pesar de mi insistente negativa. Humberto se queja de su espalda. No hay monedas para pagarle al tipo por ningún lado.

- ¿Qué hiciste ayer? ¿saliste? - interrogué a mi novia
- No, osea, salí con la Pancha, arrendamos una película...vimos "crash" - respondió titubeando
- ¿"Crash"? ¿cuál? ¿la de los racistas o esa eroticona...."extraños placeres"?
- ay, no sé -dudó-...actúa este famoso...el que me gusta mí... el...

Luz verde. Comenzamos a avanzar. El sujeto que limpiaba los vidrios me hecha un garabato por no pagarle.
- ¿Por qué no doblaste huón? debiste doblar ahí a la izquierda... te estaba diciendo... - acota Humberto
- Pero te estabai quejando - recrimino.
Aún quedaba jabón en el parabrisas.

- ¿Que me estoy quejando? pero si me duele la espalda - dijo mi novia desde el teléfono
- No te dije a ti, Javi
- ¿Con quién estai? ¿Estai con Humberto? -preguntó ella con un tono algo irritante

-¿Cuando vai a doblar? - se quejó Humberto - Si seguimos así llegaremos a la playa
- Doblaré en Gral Mena -contesté
- Pero huevón ¡en Gral Mena no se puede doblar! ¡y deja de hablar por teléfono que te van a sacar un parte!

- Sí, estoy con Humberto...- le respondí irritado a mi novia mientras no encontraba ninguna calle para doblar...
- ¿Por qué me hablas así? -se quejó Javiera- No tengo la culpa que te hayas equivocado de calle... mándale cariños a Humberto...

- ¡¡Huevón!! ¡¡hay un policía adelante, corta el teléfono!! -vociferó Humberto- ...y dale mis saludos a la Javita-

- ¿Javita? ¿desde cuando le dices "Javita"? - pregunté reflejamente

Ambos dieron su respuesta al mismo tiempo :
- Ay, no seas tontito... ¿de qué han estado hablando? - dijo ella
- Siempre le he dicho Javita... acuérdate que la conozco mucho tiempo antes que tú - dijo él.

En eso me di cuenta que estaba a punto de chocar al auto de adelante y frené de golpe. El ruido del frenazo llamó la atención del policía, que me vio con el teléfono en la mano y corriendo se puso delante del auto para que no avanzara.

- ¿Qué te dije, huevón? Te van a sacar un parte - presagió acertadamente Humberto
- ¿qué pasó, que pasó? - preguntaba Javi desesperada.

Fue entonces que me bajé, le pasé el teléfono a Humberto que se puso a hablar animadamente con Javiera, y me puse a escuchar al policía, que me hablaba sin parar de mi espantosa imprudencia. Casi sin oírle, no sé por qué miré al auto y, mientras el policía me hablaba y Humberto se reía con mi novia al teléfono, vi un brillante aro que yo le había regalado a ella en algún aniversario, impúdicamente visible en el asiento de atrás de Humberto, reflejándome toda la luz del sol.

Volví la cabeza hacia el oficial y le miré a los ojos preguntándome hasta cuándo me lograría contener.

1 comentario:

Mariana Coronel de Guerra en Tiempos de Paz dijo...

Eah Patxi. Ese es el chilenito escencialista que quería ver, que además para mi es objeto lú(d/br)ico conocer la grafía de tan particular idioma. Nomás no escribas todo en primera persona del singular que se pone todo muy gráfico. No lo dije yo, fue mi manual de gramática.