jueves, agosto 03, 2006

Exhibicionista y Voyerista

Amigazos, renuncio a lo que me propuse en mi anterior post. Si alguien entendió lo que posteé (pues lo enredé lo suficiente para que fuese complicado) y se anima, que lo siga. Yo fui incompetente.
Para saldar mis deudas con el blog, posteo algo cortito, generalmente depresivo, superficial y con unas breves tonalidades mamonas.

- Penélope, ¿a quién quieres?

Ella no le respondió, se hacía la dormida al otro lado de la cama

- Penélope, sé que me escuchaste, dime... ¿a quién quieres?
- Ya te dije que a tí, devolvió ella con voz de sueño

El silencio para Rogelio era como el aleteo de un zancudo en la penumbra, amenazante de zumbar en cualquier momento dentro de la oreja.

- Yo sé que te quieres acostar con otros hombres, no tienes para qué mentirme...

Silencio.

- Sé que te acuestas con otros hombres. Los dos sabemos que yo sé, que lo he visto...

Silencio. La oscuridad los defendía de sus propias expresiones. Ambos querían gritar o irse o dormir, pues las nadas, los espacios de nada, amenazan estallidos.

- Tú sabes que a mi eso no me importa. Ya hemos conversado que a mi me gusta mirar y sé que yo nunca te podría dar tanto placer como los otros... y a tí, además a tí te gusta que yo mire y te desee detrás del espejo mientras tú estás con los otros...

- Penélope, ¿a quién amas?, preguntó nuevamente, asfixiado por la angustia

- A nadie, respondió Penélope por fin - Nunca he amado a nadie más que a mis zapatos.

1 comentario:

Mantoscuro dijo...

uuuuu, brigido, ´pero ta bueno